Ruta a pie por Aldán: Bosque encantado, ruta de los molinos y Muelle de Aldán
A 10 minutos en coche del Hostal y Apartamentos Rodeiramar 2A tenéis esta pequeña maravilla de las Rias Baixas: La Ría de Aldán. La ruta que aquí os proponemos dura unas 2 horas y es perfecta para ir con niños e incluso apto para carritos de bebé. ¡Ideal para pasar una tarde en familia!
Aldán es una de las cinco parroquias que conforman el municipio de Cangas. Es la única que da totalmente a la ría de Pontevedra (más concretamente a la ría de Aldán). El núcleo de esta parroquia surgió a la sombra de su pazo da Torre, señoreada hasta no hace mucho por los conocidos como Condes de Aldán.
Junto a este pazo encontramos elementos muy antiguos, como un puente, un acueducto, y hasta una tumba medievales. La tumba está tallada en la parte más alta de una gran piedra que se encuentra justo enfrente del pazo. El puente, junto a un lavadero tradicional, se encuentra al otro lado de la carretera principal que cruza el pueblo.
Justo detrás de este puente encontramos una gran finca, conocida como el Bosque Encantado. El acceso más cómodo es dejar el coche en la pequeña explanada que hay justo enfrente de “Xardineria Morrazo”. De esta explanada parte un caminito que se adentra en el bosque.
A partir de aquí entramos en un terreno mágico. Un bosque de altos árboles nos envuelve sin apenas darnos cuenta; carballos (roble), loureiros (laurel), eucaliptos….). Seguimos por un camino recto, bordeando un pequeño riachuelo. Y cuando menos te lo esperas, ¡encuentras un castillo!
Para llegar hasta él tendrás que atravesar el foso (en este caso el riachuelo) para descubrir si hay una princesa en apuros en su interior. Lo más probable es que no, ya que el castillo sólo tiene una fachada, pero eso es lo de menos. ¡El selfie va a quedar genial!
Un poco más adelante llegaremos al acueducto. Una inmensa mole de piedras, unas sobre otras, dejando un arco central por el que podemos pasar y descubrir esta maravilla arquitectónica que algunos datan en el s. V. Sería el acueducto que llevaba agua hasta la Torre.
Si continuamos por el bosque llegaremos al final de la finca. Un muro derruido no será impedimento para llegar hasta la carretera y descubrir que justo al otro lado comienza una ruta de senderismo por el mismo riachuelo que estamos recorriendo, pero ahora bordeado por varios molinos de agua.
El paseo es agradable, siempre a la sombra de los grandes árboles y con el continuo murmullo del agua del río corriendo a nuestro lado. En otro tiempo esta era una zona muy ajetreada, con gente yendo y viniendo a los molinos para que el molinero convirtiese el cereal que habían cultivado en preciada harina para convertirla a su vez en un rico pan de maíz o empanada. Pero ahora los molinos son sólo un recuerdo de ese pasado que ya no volverá, y nos dejará un recuerdo de paisaje bucólico y tranquilo, rodeados de naturaleza.
Al llegar a un viaducto daremos vuelta sobre nuestros pasos hasta la carretera que separaba la senda de los molinos del muro de la finca del conde. Si ahora seguimos la carretera asfaltada hacia la derecha llegaremos a la carretera principal (Po-315). Cruzándola vemos que el camino asfaltado continúa de frente.
Vemos ya desde este camino, a nuestra derecha, en lo alto, el Pazo de Vista Alegre. Si continuamos el camino dejando siempre el muro de piedra a la izquierda, el camino asfaltado nos llevará, atravesando el centro del pueblo, al puerto de Aldán.
El ambiente marinero nos envolverá con el olor a mar, los barcos ondeando en las tranquilas aguas de la ría… Aquí podemos acabar nuestro paseo tomando algo en alguno de los muchos locales que nos vamos a encontrar en todo el paseo que bordea la costa.
¿Necesitáis alguna recomendación para picotear algo rico en el puerto de Aldán? Aquí va la nuestra… 😉
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